Schoenstatt es un movimiento apostólico fundado el 18 de octubre de 1914 por José Kentenich, nacido en el seno de la Iglesia Católica, para ser, con la Iglesia, alma de un mundo lleno del Padre y de Cristo, de un mundo fraternal y solidario, porque lleva impresa en su alma, el alma de María.



El corazón de Schoenstatt lo constituye una pequeña capilla: es el Santuario de la Santísima Virgen en su advocación de Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt, y si bien Dios está presente y actúa en todas partes, en ciertos lugares, se manifiesta y se hace palpable y fecundo, de manera especial, su cercanía, su amor y su acción. A estos lugares se los denomina “lugares de gracia”, lugares de peregrinación, “santuarios” o “Ermitas”. Así como en la naturaleza encontramos unas zonas más fértiles que otras, así sucede también con los lugares de peregrinación. Es como la acción del sol, que en algunas regiones hace madurar frutos más maravillosos que en otras. Esto sucede porque Dios, en su libertad, vincula su gracia a esos lugares.



Schoenstatt es un Movimiento apostólico de formación y educación en la fe, en el cual participan sacerdotes y personas consagradas, pero mayoritariamente está conformado por laicos, que se organizan en distintas comunidades, presentes hoy en los cinco continentes.

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Schoenstatt posee un marcado carácter mariano. A María, como Madre de la Iglesia, le pedimos que se muestre desde su santuario como la gran educadora de la fe.

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Otra de las características más propias del Movimiento de Schoenstatt es su búsqueda del Dios vivo en la vida diaria, es decir, en las personas que nos rodean, en los acontecimientos y signos de los tiempos.
 

Schoenstatt quiere ser familia y trabajar porque la Iglesia y el mundo sean familia: una comunión de hijos y hermanos, unida y solidaria, que lucha por superar el individualismo y el materialismo que reina en la sociedad actual.

De esta forma, María quiere formar auténticos apóstoles y misioneros, que trabajen intensamente en la tarea de imprimir la faz de Cristo en nuestra cultura en medio del extraordinario cambio de época que hoy vivimos.
 

Esta acción de María –que debe contar con nuestra activa cooperación– conduce a una profunda renovación religioso-moral personal, la cual es base, motor y garantía de la transformación de la sociedad y de las estructuras que la conforman.

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Como movimiento de renovación y apostólico, Schoenstatt quiere ser, ante todo, un movimiento apostólico de formación y educación en la fe. Como tal ofrece al cristiano actual, caminos concretos de crecimiento personal, matrimonial y familiar, una espiritualidad y pedagogía aptas para vivir un cristianismo activo y comprometido en medio del mundo.

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Este ofrecimiento de Schoenstatt en Ituzaingó se hace presente a través de 4 ramas:
• Campaña del Rosario.
• Madres.
• Juventud Femenina.
• Obra de Familias o Matrimonios.